El edificio de pasajeros destaca por su desarrollo longitudinal, que se articula en tres volúmenes destacados en altura, que se sitúan en sus extremos y en el centro. En el edificio central se alojaban las taquillas y en las alas laterales las aduanas, la oficina de correos y un hotel internacional.
Los dos pisos del cuerpo se abren mediante arcos de medio punto a la zona de las vías y sobre estas dos galerías, se abre una nueva teoría de vanos abuhardillados en la cubierta apizarrada, que denota la clara influencia de la arquitectura francesa.
Ambas fachadas del edificio son idénticas y orientadas hacia la vía de ferrocarril. Aunque en origen la construcción de la estación es moderna, propia de la época de la primera guerra mundial, el edificio en su interior destaca por su estilo ecléctico típico del siglo XIX.
El estado de conservación, tanto del edificio principal de la estación como de los edificios anexos, es muy escaso. Sólo el lienzo del edificio principal ha sido restaurado, para permitir una mejor protección contra la nieve.